“Mas no porque las ciencias sean el primero,
deben ser el único objetivo de vuestro estudio; el de las buenas letras será
para vosotros no menos útil, y aun me atrevo a decir no menos necesario.” (Jovellanos).
Heme aquí, la
hoja vacía, la mente en blanco; todo oscuro, sin claridad, sin alumbrar ideas.
Reflexionando entre papeles arrugados, redactando folios destinados a perderse,
sabedor de que en cada letra que hilo hay una historia imaginaria que puede ser
leída y alabada, leída y olvidada o, simplemente, no leída quedando inacabada.
Ciertamente, para escribir es necesario reflexionar, arrugar papeles y tener
material, de igual modo, que para cocinar necesitamos comida y utensilios, para redactar es
necesario que un tema y un pensamiento se alíen o contiendan hasta que el soplo
inspirativo les dé vida en forma de
letras con sentido.
Siempre
pululan en nuestra mente cientos de pensamientos y miles de temas pugnando y
aliándose pero en un número ínfimo de veces una de esas alianzas o contiendas
es guiada por el aliento de una musa que halla en la lucha o comunión una parte
esencial del ser humano y ahí, en ese instante, nace una obra, una reflexión,
un poema…
La
Medicina, el Derecho, la Ingeniería o la Informática son necesarias para que la
vida humana siga evolucionando y las necesitamos de la misma manera que
necesitamos el pensamiento racional y lógico pero un poema, una reflexión
filosófica o una hermosa historia (escrita, contada o vista) es lo que hace que
nuestro corazón palpite cuando el mundo real y rutinario es insoportable,
triste y extremadamente cruel. No subestimemos el poder de las letras
creyéndolas inútiles porque la naturaleza humana se nutre de ellas y ellas a su
vez se nutren del ser humano, no entiendo como ahora se desprecian con tanta
facilidad los poemas o las reflexiones literarias y filosóficas si jamás veremos
algo tan hermoso como un acto de Romanticismo, si jamás veremos a un ejército
tan valiente como el alentado por unas enérgicas palabras, si jamás veremos a
una madre llorar con tanta alegría como cuando oye de la dulce voz de su bebé
su primer “mamá”. Nos hablamos a nosotros mismos en letras, nos comunicamos con
otros y con nosotros en letras, pensamos en letras, somos letras, no lo olviden.
Todos los
sabios saben y han sabido esto, sin embargo la tendencia actual con las
doctrinas que se dedican a lo que se denominan “letras” es tratarlas como un
despojo social, como algo inútil, de mentes solo con vocaciones exclusivas y de
utópica estupidez rebajándolas en importancia al Mercado, a la Economía y a la
Tecnología cuando los que dominan el Mercado, la Economía y la Tecnología usan
las palabras hábilmente para seguir mandando en este mundo. Dejad de
subestimarnos no solo servimos para dar clases o para rescatar un trozo de
historia, somos mentes pensantes y útiles para la humanidad porque cuando la
humanidad deje de cultivar esta parte intrínsecamente humana perecerá
dramáticamente engullida por un mar de utilitarismo, materialismo, egoísmo y
crueldad ¿os suena? Entre lo que se llaman hoy “ciencias o números” y lo que se
llama hoy “letras” ha de haber un equilibrio en fijación por parte de nosotros
porque las letras sin ciencias son cojas y las ciencias sin letras ciegas.
El Jovencito Hablador