jueves, 27 de noviembre de 2014

Vísperas de mi regreso


"Sábete, Sancho, que no es un hombre más que otro, si no hace más que otro. Todas estas borrascas que nos suceden son señales de que pronto ha de serenar el tiempo y han de sucedernos bien las cosas, porque no es posible que el mal ni el bien sean durables, y de aquí se sigue que, habiendo durado mucho el mal, el bien está cerca" (M. de Cervantes).

                Sé que escribir para España es gritar, gritar en un profundo vacío cuyo eco se disipa en la nada trocada en inmensa oscuridad. Sin embargo, este es mi oficio y, como tal, he de arrojar todas las emociones que bullen en mí para sentir que llegada la hora final hice aquello que amaba por amor mismo al arte, así, sin más.

                La lluvia empaña hoy las ventanas aquí en Salisbury, veo caer las gotas de la cristalina lluvia y cómo resbalan lentamente por el cristal, nostálgicas imágenes acuden a mí devolviéndome los mejores momentos que sentí entre los cálidos abrazos de mi hogar. Tres meses me separan ya de la tierra que vi por vez primera, tres meses me separan de la tierra en la que empecé a caminar, hablar, soñar… Es extraño vivir tan lejos de casa, aunque estés bien, aunque estés feliz, en todo momento, sientes un extraño vacío, un vacío de nostalgia que parece no querer desvanecerse ni siquiera entre experiencias nuevas y hermosas, un vacío que llegas a añorar porque aprendes a valorar aquellos maravillosos instantes que viviste junto a la gente que amas en forma de bellas imágenes y momentos que jamás olvidarás.

                Esta noche, a tres semanas de mi retorno a España, me pregunto: "¿Quiero volver?" y aún hoy no sabría qué decir. Ciertamente, amo a mi gente pero odio aquel lugar que obliga a los jóvenes al vacío existencial, a la monotonía de estar en casa esperando la más precaria situación laboral; odio la incertidumbre de no saber si mañana podré vivir en una casa a la que poder llamar "mi hogar" porque se me va la vida buscando una estabilidad que en España se paga a un precio demasiado alto: sacrificando la juventud y la libertad.

                Dicen que una vez pasada la tormenta, el sol vuelve a brillar entre las nubes grises pero ¿cuánto tiempo podemos esperar? ¿Hemos de vivir toda la vida en penumbra, en incertidumbre? Escribir es solo un desahogo ante una lucha que se libra dentro de todos y cada uno de los jóvenes que intentan vivir en España y que veo cada día más consumidos por la desesperanza y la ineptitud de una clase política ya caducada.

                Las últimas líneas de esta pequeña reflexión coinciden con el fin de la noche tormentosa y de pavor, veo los primeros rayos gualda y su hermoso fulgor horadando las nubes grises que se van disipando y dejando paso al nuevo día celeste y esperanzador. La naturaleza, siempre sabia, busca su propio equilibrio, se renueva, regalándonos otra importante lección;  lástima que quienes ostentan el poder en España no vean más allá de sus intereses lo que la naturaleza quiere enseñarles.


El Jovencito Hablador

viernes, 23 de mayo de 2014

La necesidad de comunión: Ciencias y Letras.


 “Mas no porque las ciencias sean el primero, deben ser el único objetivo de vuestro estudio; el de las buenas letras será para vosotros no menos útil, y aun me atrevo a decir no menos necesario.” (Jovellanos).
 
     Heme aquí, la hoja vacía, la mente en blanco; todo oscuro, sin claridad, sin alumbrar ideas. Reflexionando entre papeles arrugados, redactando folios destinados a perderse, sabedor de que en cada letra que hilo hay una historia imaginaria que puede ser leída y alabada, leída y olvidada o, simplemente, no leída quedando inacabada. Ciertamente, para escribir es necesario reflexionar, arrugar papeles y tener material, de igual modo, que para cocinar necesitamos  comida y utensilios, para redactar es necesario que un tema y un pensamiento se alíen o contiendan hasta que el soplo inspirativo les dé vida en forma  de letras con sentido.
 
    Siempre pululan en nuestra mente cientos de pensamientos y miles de temas pugnando y aliándose pero en un número ínfimo de veces una de esas alianzas o contiendas es guiada por el aliento de una musa que halla en la lucha o comunión una parte esencial del ser humano y ahí, en ese instante, nace una obra, una reflexión, un poema…
 
      La Medicina, el Derecho, la Ingeniería o la Informática son necesarias para que la vida humana siga evolucionando y las necesitamos de la misma manera que necesitamos el pensamiento racional y lógico pero un poema, una reflexión filosófica o una hermosa historia (escrita, contada o vista) es lo que hace que nuestro corazón palpite cuando el mundo real y rutinario es insoportable, triste y extremadamente cruel. No subestimemos el poder de las letras creyéndolas inútiles porque la naturaleza humana se nutre de ellas y ellas a su vez se nutren del ser humano, no entiendo como ahora se desprecian con tanta facilidad los poemas o las reflexiones literarias y filosóficas si jamás veremos algo tan hermoso como un acto de Romanticismo, si jamás veremos a un ejército tan valiente como el alentado por unas enérgicas palabras, si jamás veremos a una madre llorar con tanta alegría como cuando oye de la dulce voz de su bebé su primer “mamá”. Nos hablamos a nosotros mismos en letras, nos comunicamos con otros y con nosotros en letras, pensamos en letras, somos letras, no lo olviden.
 
      Todos los sabios saben y han sabido esto, sin embargo la tendencia actual con las doctrinas que se dedican a lo que se denominan “letras” es tratarlas como un despojo social, como algo inútil, de mentes solo con vocaciones exclusivas y de utópica estupidez rebajándolas en importancia al Mercado, a la Economía y a la Tecnología cuando los que dominan el Mercado, la Economía y la Tecnología usan las palabras hábilmente para seguir mandando en este mundo. Dejad de subestimarnos no solo servimos para dar clases o para rescatar un trozo de historia, somos mentes pensantes y útiles para la humanidad porque cuando la humanidad deje de cultivar esta parte intrínsecamente humana perecerá dramáticamente engullida por un mar de utilitarismo, materialismo, egoísmo y crueldad ¿os suena? Entre lo que se llaman hoy “ciencias o números” y lo que se llama hoy “letras” ha de haber un equilibrio en fijación por parte de nosotros porque las letras sin ciencias son cojas y las ciencias sin letras ciegas.
 
El Jovencito Hablador

sábado, 8 de marzo de 2014

Somos o no somos prescindibles

«Ser o no ser: esta es la cuestión. Si es más noble sufrir en el ánimo los tiros y flechazos de la insultante fortuna, o alzarse en armas contra un mar de agitaciones, y, enfrentándose con ellas, acabarlas; morir, dormir, nada más…» W. Shakespeare.

No hay color ya en mis trazos ni ojos que los lean, escribo en hojas que siempre están en blanco, vacías y con mi mente en penumbra, triste sombra me envuelve, ya no quedan voces que elogien las tristes palabras que este escritor alumbra. No hay lector más allá de aquello que las listas de ventas nombran, y muere el artista que al principio se alivia con su orgullo pero después de lágrimas de impotencia empaña el negro de sus trazos; y muere este escritor que escribe en cada letra que hila y en cada pensamiento que de su pluma cobra vida, un epitafio que describe como una parte más de su alma de artista se consume y ya nunca revive. Solo quien tiene nombre vive, solo quien tiene riquezas vive, solo quien tiene bienes materiales es persona y vive, y, así, muere el hombre, muere el hombre noble y honrado, muere el artista libre e ingenioso, muere el romántico caballeroso, muere el poeta… Pero, sobre todo, muere el talento, muere la compasión, muere el amor y muere el sentimiento… Gana la avaricia, el egoísmo y la frialdad que de la crítica ya no sufren escarmiento, tal es su fuerza y mayor su reconocimiento. ¿Qué fue de la hermosura de las letras? ¿Y qué de la belleza de unos ojos que cuando las leen dejan caer lágrimas que se deslizan transparentes y cálidas por las mejillas? ¿Qué fue del nerviosismo del enamorado que sostiene la carta temblorosamente mientras lee con el corazón lo que siente, observado por la atenta y sorprendida mirada de la mujer a la que quiere besar eternamente?..
            Mi mano cada vez nota más el frío y la indiferencia, ya no quiere esforzarse, el caudal de este inmenso río es demasiado fuerte para oponerse y siento como una parte de mí se desgarra, va a la deriva y me arrastra, despojarme de ella es permitir que la victoria sea de ellos, de los que convierten los sentimientos en reacciones químicas con fechas límite de caducidad, de quienes convierten el romanticismo en una estupidez de principio de relación amorosa, de quienes piensan que criticar sin tener nombre es lanzar palabras al viento y ver como se desvanecen sin sentido, de quienes piensan que con su trabajo, su buen sueldo y su móvil, su ordenador y su tablet, son felices sin entender la profundidad de una amistad, la profundidad del cariño en una relación de pareja o la profundidad del amor de una madre. La victoria será de ellos, es el camino que nuestra sociedad está escogiendo; por mi parte, ciertamente y siendo claro, no tengo trabajo, no tengo riqueza ni tampoco tengo una identidad social, para una sociedad fría no soy más que un lastre, un peón prescindible que tiene sentido común, nobleza, compasión, inteligencia… Un peón prescindible que ama a su pareja y la aburre continuamente con exageradas y estúpidas muestras de romanticismo, que abraza a su madre y a su padre, cada vez que puede, como si fuera el primer y último abrazo que les diera, que enseña voluntariamente a quien lo necesita, que defendería a un amigo o amiga con todo, que escribe sin tener nombre, sin ser leído, sin ánimo de lucro y dando  lo mejor que tiene, a pesar de todo, en cada una de sus escogidas letras; dime, pues, lector ¿soy o no soy prescindible, eres o no prescindible?..

            El J. Hablador.