jueves, 12 de julio de 2012

REVISTA SATÍRICA DE COSTUMBRES Nº8. CRISIS SÍ, HUMANA.


“El hombre de talento es naturalmente inclinado a la crítica, porque ve más cosas que los otros hombres y las ve mejor.” Montesquieu.


He observado que está muy de moda, últimamente, todo lo que tiene que ver con el oscurantismo, lo sobrenatural y lo mágico, tiene gracia que en el siglo en que la ciencia ha racionalizado y entendido el mundo y sus entresijos, estemos rodeados de vampiros, hombres lobo, magos, zombis… ¿Las sutiles ironías de la vida o la necesidad de evadirse de este mundo, ahora, tan poco acogedor? Estos seres y mundos oníricos me vienen muy al dedo hoy, pues, muchos suelen preguntarme que  de qué me gustaría trabajar, como si fuera posible escoger en nuestro tiempo, o qué oficio desempeño, como si hubiera alguno a desempeñar, y yo siempre dígoles lo mismo:  “Ciertamente, no tengo oficio ni vocación, lo mío, es ser un duende esquivo, molesto y criticón, que dando paseos, con ojo avizor, saca algunas líneas de inspiración que le proporcionan ratos de alegres carcajadas provocados por la humana sinrazón…”

            Siendo un duende como soy, tengo agudizados mis sentidos y busco inspiración en aquello y aquellos que me rodean, así, estoy, siempre, esperando el momento inspirador que es similar a una estrella fugaz: sublime un instante, desvanecida al momento, perdurable eternamente; pero, dado que la inspiración no suele venir en estado de quietud, a menudo, salgo a buscarla, de ahí, que tenga por costumbre pasear de mañana y ver así lo que hacen y dicen las gentes que háyanse recién levantadas. Por desgracia, desde hace como tres años, por más paseos que doy, siempre oigo lo mismo: “crisis”, ni siquiera, ahora que el estío ya se hace notar con rayos que abrasan, hay quejas del calor, solo, de la crisis… La crisis, querido lector, ha acabado prácticamente con nosotros, ha destruido nuestro bienestar y ahora arremete contra la sanidad y la educación pasando, ya, de crisis material a crisis humana. Ya no solo nos arrebatan una semana de vacaciones o un par de cenas, sino que acaban con la formación de nuestros jóvenes, pilar básico de una sociedad estable y de bienestar, y juegan con su salud y con la de todos, ¡hablamos de la vida de las personas! y, a pesar de la gravedad de la situación, solo oigo quejas sueltas que colman el aire inútilmente y se van con él presurosas, viajando como pétalos sin vida de inertes rosas. Parece, siguiendo esta línea de seres y mundos fantásticos, que todos hemos trocado en zombis, en seres descerebrados que solo andamos en busca de supervivencia y nada más, empujándonos y pisándonos unos a otros sin piedad, con la sensatez, la bondad y cordura ya idas, todos seres sin sentimientos, todos seres sin vida…

EL JOVENCITO HABLADOR.