sábado, 19 de diciembre de 2015

Un nuevo camino

“Todo acto forzoso se vuelve desagradable” (Aristóteles)

Siempre es complicado caminar por nuevos senderos si el bosque es tan frondoso, altivo oscuro e intricado como lo es la vida. A veces, es necesario exhalar aire, parar,  contemplar la quietud del cielo nocturno y reflexionar… porque en él se halla el saber del hombre. El cielo nocturno es como un gran y hermoso manto azabache perlado de destellos blancos, en su inmensidad está su misterio, en su misterio el pavor que nos causa y en su grandeza pavorosa su belleza etérea y misteriosa, tal es la vida, un manto oscuro que nos envuelve y en el que vemos destellos de luz que nos sorprenden y nos animan, dolor y sufrimiento con haces de calidez, ternura y felicidad. ¿No es verdad Cuando paras para respirar todos tus recuerdos acuden en tropel? Buenos y malos pensamientos luchan por ocupar su espacio y cuando quieres reaccionar ya estás pensando en mil cosas. Un año después de escribir mi última línea, un año después de firmar mi última reflexión, en uno de esos momentos de íntimo pensar, mientras mi imaginación se perdía en la noche otoñal, me pregunté:

“¿Por qué dejé de escribir?”

La respuesta vino a mí en forma de conocidísima cita: “Todo acto forzoso se vuelve desagradable”. Y, ciertamente, escribir, dejó de ser un cortés galanteo, una seducción de amante enamorado para convertirse en un casamiento obligado, en un forzoso trabajo rutinario, lo que llevó a una inevitable ruptura. Lo interesante de las rupturas es que siempre queda un camino a la posible reconciliación, y ¡qué hay más humano y más dulce que una reconciliación! Ese momento en el que la chispa ya ahogada cual hoguera enterrada vuelve a encenderse y brota con la misma luz, calidez y frescor que la primavera en pleno florecer.

Hoy, vuelvo al papel en blanco, fuera, la lluvia cae con fuerza, el olor a tierra húmeda se entremezcla con aroma de mi té recién hervido, siento que este es el momento perfecto para iniciar un nuevo camino.
El Jovencito Hablador