¿Quién soy? y ¿Qué pretendo?
“¿Qué locura o qué desatino me lleva a contar las ajenas faltas, teniendo tanto que decir de las mías?” (Miguel de Cervantes y Saavedra)
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ace ya mucho tiempo que deseo fervientemente escribir sobre lo que veo, no
porque lo entienda mejor que otros, sino porque pretendo que otros entiendan mejor lo que ven. No se me tome, por
lo dicho, por vidente aunque pueda acertar con alguna catástrofe porque lo que
unos llaman videncia, otros llamanlo deducción, intuición o simple observación.
Tómeseme, si se quiere, por un joven tímido y reservado, un pobre jovencito que
tiene por costumbre dar algún paseo, cuando el tiempo me lo permite, y recoger
todo aquello que escucha y observa como cualquiera que tenga ojos u oído. A
pesar de ser, como digo, de natural callado y enfrentado con la palabra, mi
natural desentendimiento con esta, con la que otros se entienden tanto que
hasta entre ellos se cansan, troca en extensos discursos cuando salgo a la
calle y contemplo el teatro que se representa a diario, así, cuando camino por
aquí y por allá, vuélvome un dicharachero, un amante del discurso, un joven
hablador que tiene más de parlanchín que de ciudadano. Como en estas
conversaciones que he tenido, sobre todo aquello que ocurre en nuestras
ciudades, he pasado innumerables momentos de carcajadas y risas, he sentido la
necesidad de trocar estos graciosos ratos, llámese así si se quiere, en
artículos agradables que provoquen una carcajada mayor y compartida, es por
ello por lo que nace hoy este Jovencito
hablador. No nos equivoquemos, no pretendo redactar un periódico porque ni
me creo con el conocimiento ni con la habilidad necesaria para tan extensa y compleja
labor. Mis propósitos son aparentemente más sencillos: expresar mi opinión de
todo aquello que veo tal cual mi inspiración me lo susurre para entretener y
divertir a quien me lea es un objetivo bastante satisfactorio; ser imparcial,
entendiendo la imparcialidad como contar lo que veo u oigo según yo lo veo u
oigo es una buena manera de opinar; tener como medio la verdad, olvidando la
retórica harto utilizada por la prensa para persuadir y convencer es una buena
forma de comunicarme.
Con estas premisas quiero
confeccionar pequeños artículos, ensayos si se prefiere, que pretenden ser opiniones de breve
extensión en las que se tracen bocetos de los quehaceres y costumbres de
instituciones y gentes que conforman nuestro entorno, siendo estos bosquejos un
buen reflejo de lo que vemos, para
divertir y conseguir que quien me lea reflexione sobre lo que le rodea, no con
la osadía de creernos más sabios que el pueblo como creen, arrogantemente,
algunos que escriben de profesión, pretendiendo lavarnos el cerebro, vendernos
una ley o encasquetarnos una reforma tildada
como “buena”, considerándonos como una masa estúpida a la que engañar constantemente; porque no
creo saber más que el pueblo, ni creo que el pueblo lea con la intención de ser
engañado o rebajado, sino que mi fin, como ya se ha dicho, será únicamente el
de entretener y divertir.
Por último, debo decir
quién soy. Aunque parece evidente,
porqué utilizo este seudónimo según lo dicho, lo cierto es que además de venir
muy a mis intenciones, el jovencito
hablador, es, también, una declaración clara de intenciones, una forma de
homenaje, de seguir la estela de la estrella fugaz que, aunque efímera, fue
imperecedera, aquel ilustre hombre que dio al periodismo su altura y su
elegancia, aquel ilustre hombre que abanderó una ideología basada en la idea de
formar un periodismo capaz de hacer palpitar los corazones, de provocar la
rebeldía, de hacer reflexionar y pensar para formar personas valientes y
críticas capaces de tener un criterio propio. Estas serán mis máximas:
recuperar el pensamiento libre y huir del guiado; provocar sensaciones y
sentimientos, llenar las letras de vida para crear relatos que remuevan las
conciencias mientras evado cifras, números o fríos e inertes relatos de hechos;
recuperar la fuerza de las pasiones mientras expurgamos lo lógico, racional y
objetivo, ya que, ningún escritor de profesión podrá ser, jamás, objetivo y
racional aunque se quiera mostrar que sí lo es, porque la naturaleza humana es
inherentemente subjetiva e irracional. Además, si a todo esto pudiera añadir
una escritura elegante, sencilla y de buen
gusto que hiciera a mi lector pasar un rato agradable quedaría más que
satisfecho.
2 comentarios:
¡Extra!¡Extra! ¡El jovencito hablador publica su primer artículo y a precio de crisis!
El primer articulo magnifico sin duda, no me esperaba menos del jovencito hablador , siempre a la altura con una perfecta y elegante escritura. Una presentación sencillamente magistral , quedó mejor de lo que en un principio estaba. Mis felicitaciones, estoy deseando que comienzes a escribir articulos de nuevo .
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