domingo, 16 de junio de 2013

A ella

 A ella:


Te vas, mi mundo se desmorona y más allá de él, no hay paraíso sin ángel, ni Olimpo sin Venus... Ya están aquí los rumores de tu marcha clavándose como saetas certeras en mi pecho, ya vienen recuerdos de nuestros momentos vividos y solo me quedan letras tristes con las que anhelar un alivio. Sé que te marchas y si te escribo no es porque intente evitar tu ida sino porque todos aquellos sentimientos vienen en tropel y me ahogan por momentos. Recuerdo pasear buscando la calidez de tus ojos sin perder ninguna palabra de tus labios, recuerdo verte andar bañada por los rayos del sol y competir con ellos, recuerdo tu bello caminar en la noche más limpia y etérea, recuerdo como verte sonreír era cumplir el único deseo que hubiera pedido en aquellos días…

    Ahora estoy aquí, la noche ha caído ya y convertido mi cuarto en un lugar frío y tenue, cualquiera diría que soy un loco, un necio insensato que teniendo un momento de descanso exige de su mente un esfuerzo más para escribir unas líneas que no tienen sentido alguno y no errarán porque ese es mi sino. No habrá más auroras que ver ni más lunas bajo las que besarse apasionadamente, solo bellos recuerdos que entristecen y letras inspiradas y hermosas que adolecen, penan y perecen. Te vas, y yo quedo en este cuarto frío y solitario empuñando una pistola contra mi sien, sintiendo el aliento gélido de la muerte esperando que esta noche oscura y eterna cierre estos ojos que te vieron, dejándome con otros que, al fin, te vean.

Anónimo




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