“Proclamo en voz alta la libertad de
pensamiento y muera el que no piense como yo.” (Voltaire)
Extraña esencia posee la naturaleza, de un
lado muestrase sublime y hermosa, con rostro paisajístico que bien podría
denominarse paraíso, y tres pasos más allá, es capaz de enseñar un lugar
tenebroso y pútrido, capaz de provocar naúseas y pavor a todo aquel que se
adentra en ella. Unos días la ves serena como el mar un soleado día de verano:
azul, cálido y apacible; y otros, es un torrente de furia desbocada que
arremete sin mesura contra todo lo que ella misma ha creado, como un tornado enfurecido
que acomete desmesurado y desatado, arrasando todo lo que halla a su paso. Esta
esencia irracional que posee la Naturaleza, vive también en nosotros aunque
intentemos racionalizarlo todo, así, entramos en una contienda eterna cuyos
abanderados son la razón y la pasión, una lucha que guía cada una de nuestras
decisiones sean del tipo que sean. Por suerte, los humanos somos seres
racionales, esto es, los únicos que se rigen por la razón, o al menos eso creía
yo hasta que vi la verdadera realidad en nuestra sociedad. Nuestra ilustre
España se jacta de ser un país inteligente, con sentido común, tolerante,
libre, bondadoso… Y yo cuando veo las últimas manifestaciones, que recordemos
son un derecho del ciudadano, solo observo auténticas batallas campales,
guerras de sinrazón, luchas de irracionalidad, contiendas entre ciudadanos que
crean cuerpos para protegerse y ciudadanos que pertenecen a esos cuerpos,
formados para proteger a ciudadanos contra los que acometen. Lo que me lleva a
una conclusión que hila perfectamente con todo lo que vengo diciendo: muchos
humanos sin cerebro son libertinos, destructivos, provocan el caos e insultan,
por lo que, para ellos, hemos de crear grupos que impongan el orden, pero como
dentro de los cuerpos del orden también hay gente descerebrada lo que se
provoca es desorden y libertinaje y, a la vez, imposición y tiranía, conductas
desagradables, corrupción y mal por doquier; a pesar de todo esto, seguimos
pensando, los que pensamos, como ilusos, que somos una España libre, ordenada,
tolerante y disciplinada cuando la irónica realidad es que los ciudadanos con
cerebro estamos atados con grilletes de acero a unas normas sociales que ni
siquiera nosotros elegimos, creyendo que eso nos hace disciplinados cuando la
certeza es que las normas se rompen día a día, no siendo, pues, una sociedad libre
y disciplinada sino una sociedad libertina y desvergonzada.
EL JOVENCITO
HABLADOR
1 comentario:
Totalmente cierto... esto es un caos. Ahora que la sociedad es "más democrática" que nunca, miro a mi alrededor y no creo que haya tanta diferencia con el pasado. Se hacen cosas muy similares, pero tal vez esos sucesos estén más encubiertos. Hoy una amiga me contaba que hubo una violación en las fiestas de mi pueblo, la reacción de la policía fue la de ocultar el suceso para proteger la imagen de las mismas...
No creo que tengamos ni idea de como están las cosas y los que sabemos algo no tenemos muchos medios para cambiarlo, aunque nos hagan creer lo contrario...
¿qué podemos hacer?... no lo sé...
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