"No olviden que a pesar de todo lo que les digan, las
palabras y las ideas pueden cambiar el mundo (...). Les contaré un secreto: no
leemos y escribimos poesía porque es bonita. Leemos y escribimos poesía porque
pertenecemos a la raza humana; y la raza humana está llena de pasión. La
medicina, el derecho, el comercio, la ingeniería... son carreras nobles y
necesarias para dignificar la vida humana. Pero la poesía, la belleza, el romanticismo,
el amor son cosas que nos mantienen vivos". (EL CLUB DE LOS POETAS MUERTOS)
Desde que
tengo entendimiento, vengo oyendo con demasiada frecuencia la palabra poesía y
no menos la palabra arte como cajón desastre en el que introducir todo lo que
nos parece. Andaba ayer, como acostumbro cuando la tarde se me ofrece, camino
del centro, calle abajo, buscando sosiego en los sublimes acordes de Pachelbell
y Vivaldi, mientras mi mente se perdía en miles de pensamientos que tenían que
ver con aquello a lo que denominamos poesía. Una vez hube llegado a la plaza y
hallado un banco donde acomodarme, vinieron a mí una serie de dudas y
reflexiones, como en tropel, que colmaron varios papeles de ideas, cuyo
desorden, me dio gran pesar y mayor quehacer. Titulé aquel caos “De lo que se
llama hoy poesía” y cuando quise ordenar mis anotaciones, vime en el laberinto
en el que se halla hoy el concepto “Arte”, reducido básicamente al desorden y
al subjetivismo, amparado en la famosa
cita “eso es arte pero tú no lo comprendes…”
Estoy
seguro de que quien oye los acordes de la novena sinfonía de Beethoven siente
erizársele el cabello lo entienda o no. Lógicamente, el arte se saborea mejor
con conocimiento y no está exento de subjetivismo pero no podemos rendirlo
completamente al “todo lo bien hecho es arte”, y tanto es así que incluso se
dice “qué arte tienes…”.
En la Grecia
clásica, solo era arte aquella obra capaz de cumplir con lo que se traduce como
“Purificación del alma” y aquella pieza capaz de “elevar el alma”. Pero si hoy
no tenemos ya ni siquiera alma, solo,
físico ¿Cómo vamos a intentar definir la obra artística? O ¿Cómo vamos a
intentar debatir sobre qué es arte?.. ¿Cómo vamos a hablar de arte si las
disciplinas que se encargan de estudiar las artes no son productivas económicamente
y por tanto “no hacen falta” en nuestra sociedad?.. Tarea compleja esta y más
cuando en quien depositamos nuestra confianza los que aún amamos las artes, los
jóvenes, llaman poesía a rimas facilonas hechas con tono chulesco y
entremezcladas con insultos y no sé qué problemas de indigestión.
EL JOVENCITO
HABLADOR.
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