Inspiración.
"Cae la noche, la
luz blanquecina de la luna ilumina tenuemente el lugar donde me hallo. El
silencio, la tranquilidad… Nada me distrae. La soledad y el frío de la noche
producen la nostalgia y la tristeza. Aparece entre la oscuridad la más cruda
realidad. Un aluvión de pensamientos nubla mi mente, y, en ese instante, veo
dibujarse tu insinuante y sensual silueta. Tu halo misterioso, tus melodiosos
pasos, y, sobre todo, ese mundo ideal y utópico que, con solo verte imagino, me
aferran a esta vida. Pero, cuando me entrego a ti sin mesura, me rechazas;
cuando uso la razón, notas mi falta de pasión y cuando creo que todo está
perdido, vuelves a mí, me rozas y huyes, quedando solo la esencia de tu
perfume. Inicio de nuevo mi búsqueda, mi conquista; palabras bonitas y atención
son mis armas; rechazo, tu defensa y mi perdición. Cuando creo que todo se
acaba, que todo está perdido, que toda oscuridad terminará por envolverme, en
ese mismo instante, surges de la nada y, con timidez, agarras mi mano;
entonces, toda oscuridad se vuelve luz, un sinfín de sensaciones comienzan a
invadirme y toda confusión desaparece. Solo quedas tú, tal como eres, sin
artificios, ni trabas, sin obstáculos, desvestida y sin harapos. La noche va
apurando sus últimos minutos, el reinado de la luna va dejando paso a los rayos
cálidos del sol; mi mente va liberándose de todo despojo, todo lo pasado se
torna en extrañeza mientras la danza del bolígrafo sobre el papel va dejando constancia de
nuestra unión en forma de melodiosos versos y de hermosos párrafos."
Adolfo Domínguez.
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