domingo, 24 de junio de 2012

REVISTA SATÍRICA DE COSTUMBRES Nº7. LA ECONOMÍA.




Madre, yo al oro me humillo,
él es mi amante y mi amado,
pues, de puro enamorado,
anda continuo amarillo,
que pues doblón o sencillo
hace todo cuanto quiero,
poderoso caballero
Es Don Dinero.
(Francisco de Quevedo y Villegas)


El domingo me pareció un buen día para sacar a pasear a mi curiosa naturaleza, y así,  poder darle conversación a mi aburrida pluma. Con esta idea caminé por la zona céntrica del pueblo, siempre con oído atento, hasta que ya no pude soportar más el sofoco estival o las idioteces de algunos, no recuerdo de qué me canse antes, terminando por acomodarme en una cafetería con decoración clásica cuyo nombre Vintage y cuya apariencia, me atrajeron. Una vez me hube sentado y pedido un zumo de naranja, y tras todo lo oído, fue mi pluma la que me pidió conversación y no pudiendo negársela se escribió este articulillo de opinión.
Al parecer, en tan extraño diálogo entre pluma y escritor, coincidimos en que hay una voz, últimamente, que todos traen en boca y que suelo oír con demasiada frecuencia. Si enciendo la televisión, si leo el periódico o simplemente si voy a la cafetería, oígola, quiera o no, como esas melodías molestas llamadas canciones de verano, tan pegajosas como el sol en pleno estío y que se repiten tanto como un chorizo indigesto. Sí, queridos lectores, hoy, yo también hablo de esa voz cansina que se oye cada día, la Economía, o mejor dicho, el dinero. Y digo dinero porque hablar de “Economía” implica usar toda esa verborrea críptica utilizada para que el ciudadano no se entere de la misa la mitad, de la misma manera, que los políticos están horas hablando y no dicen nada. Por desgracia, todo se ha “especializado” de tal manera, que para conversar sobre algo, antes hay que leerse un libro amarillo de esos que suelen titularse Aprende Economía, Inglés… en tres pasos sencillos elevando nuestra ignorancia al nivel de estupidez.
Llegados a este punto yo me pregunto: ¿Qué fue de los humanistas? ¿Qué fue de Da vinci, Galileo, Newton, Miguel Ángel… y de todos aquellos intelectuales renacentistas y barrocos capaces de saber de todas las ciencias y de todas las artes?.. Debemos ser extremadamente torpes ahora para no ser capaces de entender más allá de una disciplina, o al menos, eso pensaba yo mientras leía e ignoraba por completo conceptos como: “inflación”, “la banca”, “tipos de interés”… Queriendo escribir sobre Economía, y viéndome en esta engorrosa situación, hube de contactar con dos amigos míos estudiantes de Economía porque dase el caso de que si no sabes de Economía, no sabes de qué va la crisis aunque la escuches todos los días, y si no sabes de qué va la crisis no puedes tener conversaciones en lugares públicos a menos que juegue nuestra selección esa misma noche.
Una vez estuve enterado, más o menos, de qué iba todo el tema relacionado con el dinero, me alegré muchísimo porque comprendí que no somos más torpes que los renacentistas o barrocos, cosa que me produjo gran pesar al principio por aquellos de los quinientos años de supuesta evolución, ya que todo el fenómeno económico, esto es, toda la crisis se reduce al estribillo de la letrilla de Quevedo: “Poderoso caballero es Don dinero” Aunque muchos intenten esconderlo con vocablos ininteligibles. Es decir, que al principio adorábamos a dioses, después a nosotros mismos y ahora a nuestro dinero; matamos, envidiamos, enfermamos y dejamos salir toda la vileza de nuestras almas por conseguir más dinero, parece ser que al final si somos más torpes que los renacentistas… La conclusión de todo esto es que la crisis es, simplemente, una cuestión de egoísmo y conductas avariciosas provocadas por la necesidad de tener más dinero. Y la solución, la misma que ofreció Nietzsche para librarnos del Dios cristiano: “Dios ha muerto”, pero aplicada al Dios Dinero: “El dinero ha muerto”. Si queremos mejorar la situación hemos de acabar con el sistema, hemos de ser conscientes de que el dinero no ayuda a nadie a ser feliz, al contrario, es la causa de nuestra infelicidad, hemos de repetir este pequeño verso que ofrezco: “Erradicar el dinero y empezar de cero”, “Erradicar el dinero y empezar de cero”, “Erradicar el dinero y empezar de cero”…

EL JOVENCITO HABLADOR.

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