Diosas inspiradoras de la música, divinidades que hacéis de las letras
hermosas sinfonías. Desde aquí os invoco para que permitáis, hoy, que vuestro
canto sea el himno que lleve el aire que yo respire; dejadme exhalar la
inspiración que convierta mis palabras en sublime melodía que a oídos de ella
sea dulce eco que su corazón haga vibrar…
Querida Jessica:
Nada ocurre sin un porqué o quizás sí… Eso no lo sé, pero estoy seguro de
que nada sucede sin que cada uno de nosotros le busque algún sentido. Jéssica,
ya sabes que me encanta la mitología, dice mucho del ser humano y del mundo, y
de entre tantos extraños y curiosos seres, especialmente, me atrae, por su
majestuoso ser, el Ave fénix, porque se enfrenta a la muerte y la vence para
volver a hacer frente a la vida, y desafiarla de nuevo, sin temor, siempre altanera, siempre elegante…
Recuerdo cómo se
dibujaban en tu juventud los cuadros más bellos de una vida y cómo se iban
tiñiendo de negro con el paso de los días. Cuando fuiste consciente, buscaste
una luz que te guiara, un camino que te permitiera la huída, mientras te
aferrabas con ahínco a lo que más amabas y querías, ¡Desagradecido corazón que
tus inocentes ojos hizo llorosos!.. Empezaste a dudar de la belleza que podía
ofrecerte la vida, a la vez, que tus lágrimas empañaban los cuadros bellos que
tu memoria evocaba. Tu dolor y tu lamento sonaban en ti, con la misma fuerza
que el tronar estruendoso de una tormenta en su poderoso estallido, pero en los
demás, con un silencio igual a la calma que la precede. Cuando te conocí
brillabas con el fulgor de la aurora, sin embargo, yo me encontré con unos ojos
temerosos que habían perdido el brillo del que ahora presumen; aquel día, en tu
mirada solo vi un alma abatida a la que le cansaba la vida. Durante días, busqué
sin cesar, la forma de que renacieras, de que volvieras a brillar, y cuando ya
hube agotado todos mis intentos, recurrí a lo único que sé hacer, escribir.
Perdiéronse miles de hermosos pensamientos en papeles arrugados, no era capaz
de darle fin a aquella carta con la que deseaba devolverte la ilusión y,
hastiado, dejé que la redactara mi corazón, sin ponerle trabas, y de sus
palabras vi al majestuoso Fénix resucitar, tras la caída más dura, la
resurrección más noble. Volviste Jéssica, más hermosa que nunca y lo sé porque
tus ojos eran dos hermosos luceros. No sé si fueron mis letras o la coincidencia,
pero si sé que seguiré escribiéndote las palabras más bonitas que me dejes por
intentar que tu aura brille cada día con más fuerza.
EL JOVENCITO HABLADOR.
1 comentario:
Precioso Alex, como siempre. Preciosas palabras de ánimo :D
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