jueves, 30 de agosto de 2012

Para los románticos y románticas.


Al Sr. Román Tico:

Amigo mío, te escribo desde la verde y azulada costa mijeña,  con el objetivo de contarte lo que con anhelo vengo esperando y deseando. No sé si mi letra será capaz de expresar lo que con ella pretendo, pero espero que tu audacia sepa captar lo que mi maltrecha expresión tenga por bien obviar. Apenas conocerías esta tierra si no fuera porque dedico algunos descansos de mis breves períodos de ocio a dibujarte cómo por aquí la montaña suele fusionarse con la mar salada y cómo el sol corona la cima más alta, bañando la montaña de pinceladas doradas y la mar de franjas plateadas. Te preguntarás porqué encuentro hoy las palabras necesarias para dedicarte una carta bien versada, y la respuesta la tiene la aurora que en su brillo deja venir a la estrella más hermosa: una nereida, una sirena, una musa, una rosa, una diosa; todo ello es ella y corto quedo cuando intento describirla, es por eso que hoy he de acudir a ti, querido amigo, pues no es mi pluma lo fluida y experimentada que yo quisiera para poder decirle que no cabe en letras, canciones o poemas lo que mi corazón me dice cada mañana y cada noche sobre ella; mas que puedo hacer yo, si en mis intentos he fracasado, si no invocarte para pedirte que le hagas llegar todo lo que aflora dentro de mi cuando la veo aparecer por entre la gente.

El Jovencito hablador.


Al Jovencito hablador:

Me place comprobar que aún sigues  dedicando algunos de tus descansos al artificioso arte del escribir en este mundo “tecnológico” que nos ha tocado vivir. Me alegra mucho saber que todavía quedan jóvenes que se acuerdan de mí, para complacer con mis artes al tesoro más preciado que emana del dulce sabor de un beso que hace vibrar, al unísono, dos corazones en un sueño inmersos.
El amor, ese al que tanto quieres y tanto has de temer, ese que es tu mejor amigo si cuidas con acierto y si sabes dejarme sorprenderla alguna que otra vez, ese, que maravillas dice de ella y de ti, ese, no necesita que intentes explicarle lo que dentro de tu pecho aflora cuando ella te despierta bajo el brillo de una nueva aurora, es más, tampoco ella necesita que la atiborres de intentos de explicar lo inexplicable cuando dentro de ella viven las mismas sensaciones. Es esta la magia del amor y yo el mago que se encarga de preparar una nueva sorpresa cuando lo dicte tu corazón. De  la magia, lo sorprendente es que no permite que nadie la rebaje a lo racional sino que se eleva al mundo del sueño y de lo ideal. Querido amigo, recuerda siempre esto que te digo: lo que hay entre vosotros es la magia del amor, llama que ahora aviváis con vuestro mutuo calor, fuego que arde esplendoroso con cada momento de pasión, con cada beso, con cada mirada, con cada caricia, con ese mutuo e ingenuo candor; por ello, te pido, que no intentes explicar nada, que ella, con un beso, sabrá toda la historia sin necesidad de ser narrada. Por supuesto, jamás te olvides de mí, para mantener el amor recuerda que has de sorprenderlo y sorprenderla y, ya sabes, que para eso formamos tu y yo el mejor equipo.

Sr. Román Tico.

1 comentario:

Kidita dijo...

Y por fin volviste!! Me ha gustado mucho el estilo, carta y respuesta. Estaré atenta a próximos escritos tuyos. YUPI! xD

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