martes, 5 de marzo de 2013

Carta a Alissa.


Querida Alissa:

"Las teorías, las doctrinas, los sistemas se explican; los sentimientos se sienten." Mariano José de Larra

¿Están ya las calles de Sevilla tan concurridas y tan vivas como aquel día de primavera?; ¿está el sol tan brillante y radiante?; ¿Y las flores de nuestro primer parque, están ya tan bellas y hermosas?; ¿Cantan ya los pajarillos como cantaban aquel, nuestro día?; ¿Tiene nuestra Giralda esa luz natural y ese aire que la hace tan especial?; ¿Puedes ver a las parejitas de enamorados andar por donde nosotros anduvimos, o tu Sevilla perdió el romanticismo sin nosotros?... Ve, querida Alissa, a nuestra plaza y dime si nuestro banco, ese donde juntos nos mirábamos, ese que oyó dulces palabras y vio caricias, ese que se halla sobre un suelo de tierra que algunas flores caídas embellecen, ese que recibe la luz, el brillo y la calidez justa del sol para disfrutar de ti, ese que resguardado de las miradas y escondido bajo el árbol de frondosa copa tuvo el honor de oír aquello que nuestro corazón quería decir y que allí quedó en el aire por siempre, ese que por vez primera nos vio juntos en tu ciudad, dime si ese banco, nuestro banco, está allí hoy, tal como lo dejamos, bajo el cielo azul, bañado de dorado cálido y rodeado de fresco verdor. 

Ya la primavera empieza a saludar con sus primeros campos en flor, querida Alissa, y sus brillantes rayos de sol, yo busco entre mis papeles formas de decirte ¡te amo y te quiero! porque me he propuesto enamorarte un poco más en estos días. Empiezo a enlazar citas, frases y párrafos que hablan del amor y termino hablando de paisajes y de la belleza del mundo, pensar en ti es encontrar en la fealdad de la vida un motivo para celebrarla y embellecerla, por ello, hablé de lo bonito que es el mar cuando se halla en calma y adquiere ese color mezcla del verde más puro y un azul profundo y oscuro, hablé de lo bello de un amanecer mientras el brillo del sol comienza a bañar los campos, tiñéndolos de dorado y con su luz evapora toda la oscuridad. Hablé de lo bello que es un parque cuando algún niño pequeño sonríe inocentemente derritiendo el corazón de su madre que lo mira perpleja y feliz. Hablé de lo bonito de un bosque cuando la primavera lo toca y nace la vida en él. Hablé de la belleza de la naturaleza, de la belleza de un buen corazón, de la belleza de una persona amable y bondadosa; incluso hablé de lo bonito que es un parque cuando se endulza con la presencia de dos personas que sonríen mientras su cariño los une. Y podría seguir hablando y hablando de tantos fenómenos preciosos, todos, en este mundo que nos rodea; pero hay uno que ha rozado a este humilde hombre del cual no he hablado y del que mi lector me disculpará porque jamás podré de él hablar, ya que palabras no tengo ni aun quisiera tenerlas, pues es algo indescriptible, un sentimiento hay en mi interior tan increíble que me dejó mudo, querida Alissa, y es que con solo una mirada tú me dejas mudo…mudo.

EL JOVENCITO HABLADOR

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