domingo, 17 de marzo de 2013

Redactad vuestras vidas.


"Pensar, muchas veces, requiere de pasear y reflexionar, de caminos que andar..." El Jovencito Hablador.

Hay momentos en que los males encuentran solo un objetivo al que martirizan y torturan hasta verlo derrumbarse, suplicar piedad y, con lágrimas en los ojos, arrodillarse y romper a llorar... Somos seres vulnerables, meros cuerpos de carne y hueso, frágiles e imperfectos cuya vida es tan débil como lo es una copa de cristal, en el golpe menos esperado nos resquebrajamos y rompemos en mil pedazos; si nuestra fragilidad no fuera suficiente, los vaivenes de la vida son incontrolables para nosotros, una mañana sonreímos sintiendo la calidez de los rayos gualda bañando nuestros rostros y al día siguiente no hallamos consuelo para el penar y la tristeza que nos consume bajo un oscuro y apagado cielo cubierto de nubes grises y soplos de aire gélido que nos pareciera una ventisca de hielo. A pesar de esta evidente realidad, queremos ser fuertes como una fortaleza inquebrantable, queremos controlarlo todo y actuamos pensando en un futuro, cuando lo cierto es que el sencillo aleteo de una mariposa desmorona la fortaleza más firme, cuando lo cierto es que nuestros pensamientos son un caos tan complejo como el inmenso Universo y lo cierto es que el futuro es tan incierto como lo es el siguiente paso que vamos a dar.  Lo peor de todo esto es saber que no necesito decíroslo porque lo sabéis tan bien como lo sé yo, y, sin embargo, seguimos sin acometer la vida con valor, preferimos permanecer temerosos, esperando que los males se vayan, esperando que la felicidad venga a nosotros, esperando que lo que deseamos nos caiga llovido del cielo, entregándonos a un destino cuando la única verdad consiste en entender que hacer cosas es lo que hace que cambien las cosas. “Avanzar hacia las bocas de los rifles con total indiferencia” (El Club de los poetas muertas), esa debe ser nuestra única ley, no temer nada ni a nadie, y si nos disparan y nos arrebatan la vida, sonreír justo antes de morir, demostrando que elegimos cómo debía ser nuestra existencia, y en el caso en que salgamos vivos y heridos, levantarnos y desafiar a la adversidad, volver a enfrentarse al enemigo sin pavor porque vivimos para ser los amos de nuestras vidas, los capitanes de nuestros barcos, los pies que hacen camino cuando andamos… 

Vivid cada momento de vuestras vidas queridos lectores, que nada os lo impida; sed valientes, aunque se diga que el cementerio está lleno de ellos, nadie recuerda a los cobardes; coged la pluma más hermosa que tengáis a mano, no titubeéis, no penséis en si sabéis escribir o no y redactad vuestra historia haciendo que sea la más bella que habéis leído jamás.
EL JOVENCITO HABLADOR

No hay comentarios:

Publicar un comentario